Menotti contra Bilardo: Dos filosofías que se enfrentaron en 1996

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Corría noviembre del año 1996 y los entrenadores de Independiente y Boca Juniors, César Luis Menotti y Carlos Bilardo, respectivamente, confrontaban su diferente manera de ver el fútbol

Una crónica de El País de España recordaba que llegaba el día tan temido del choque entre ambos clubes, que estaba generando que el fútbol argentino iba a llegar al punto de tener que convocar a los aficionados a los campos por el nombre de los entrenadores antes que por la calidad de los jugadores.

Así lo contaba el medio español

El pasado, el presente y el improbable futuro se juegan en un solo partido de la décima jornada de la Liga, donde no se enfrentan el Boca y el Independiente, sino Carlos Bilardo, entrenador del Boca, y César Menotti, entrenador del Independiente. El espectáculo fue promocionado así por la prensa: «Menotti contra Bilardo», «El flaco contra el narigón».

Los protagonistas, abusando de su falsa modestia, sin querer hablar del asunto, han contribuido con la promoción. El crítico Menotti hizo cubrir con sábanas el campo de entrenamiento del Independiente para que los periodistas no pudieran ver, ni filmar, ni fotografiar, ni comentar, las seguramente «revolucionarias» tácticas que piensa aplicar durante el transcurso del partido. Contra sus principios de claridad, transparencia, sencillez en el juego y en la vida, Menotti obligó a los empleados del club a atravesar situaciones ridículas, porque las sábanas no alcanzaban y tuvieron que completar con mantas y trapos para tapar cualquier tramo descubierto de la alambrada. Más vergonzoso resulta el trámite cuando se sabe que los jugadores practicaron movimientos defensivos y en realidad todo el operativo sábana tenía como objetivo final alterar aún más los nervios de Bilardo. Después, en la rueda de prensa, Menotti se preocupó por destacar que sus «diferencias ideológicas» con Bilardo son «profundas y definitivas». Y dijo también que no se sentaría con él «ni a tomar un café».

Por su parte, Bilardo se niega a responder preguntas que involucren a Menotti, pero le alude directamente cuando dice que sólo podría sentarse a hablar de fútbol con Franz Beckenbauer, el único entrenador al que respeta «porque fue subcampeón del mundo con Alemania en México y después ganó la Copa del Mundo en Italia, no en casa». El subtitulado de la declaración de Bilardo debe leerse así: «El único mérito de Menotti es que ganó la Copa del Mundo de 1978 con la selección argentina porque se jugó en casa y bajo la dictadura militar; en cambio, yo gané con la selección argentina la Copa del Mundo en México y fui subcampeón en Italia». Todo es cierto. Como también lo es que los propios jugadores argentinos de aquella selección que venció en México aseguran que Bilardo no tuvo nada que ver con la formación y con el estilo de juego que finalmente adoptó ese equipo. En cuanto a lo de Argentina en Italia, bastaría con recordar que la figura de esa selección fue Sergio Goycoechea, su portero «atajapenaltis».

Los que de verdad juegan y saben, como Jorge Burruchaga, hoy conductor del Independiente a sus 35 años y célebre compadre de Maradona en la selección argentina, autor del tercer gol en la final de 1986 en México cuando Argentina venció a Alemania 3-2, sonríe si le preguntan cuáles son las diferencias entre Bilardo y Menotti: «Bilardo es más obsesivo, está en los detalles, llega a cansar a veces a los jugadores. Menotti, en cambio, te habla y te convence de que eres el mejor jugador en tu puesto. Hay diferencias en la forma de ser, pero si los equipos funcionaran como ellos sueñan seguro que no serían tantas. Todos los entrenadores, en el fondo, quieren lo mismo. Pero depende de los jugadores, y es ahí donde se ve un poco la mano del entrenador, porque adapta lo que tiene a su sistema. La verdad es esa, ninguno va a ser mejor o peor porque gane o pierda este partido. Los que deciden en el campo son los jugadores, y si no los tienes, a la larga no puedes jugar bien ni ganar». A su vez, Diego Maradona, que debutó con Menotti en la selección argentina y acabó por dirigirla casi junto con Bilardo, fue todavía más sonoro en su definición: «Lo único que de verdad los separa es que a Bilardo le gustan Los Wawancó (un conjunto de música para bailar que toca al ritmo de cumbia colombiana) y Menotti prefiere escuchar a Mercedes Sosa».

De todos modos, como para que el negocio no se desinfle, los comentarios previos al partido anuncian que Bilardo volverá a jugar con un defensa libre y otros dos persiguiendo a los puntas del Independiente. Delante de ellos colocará cinco centrocampistas y dos grandotes en el ataque. En los entrenamientos, Bilardo ha practicado los pelotazos cruzados para romper el sistema de «achique de espacios» que practica el Independiente de Menotti. Por su parte, Menotti mantuvo una defensa en zona y dispuso al equipo suplente como si fuera el Boca para que avanzara por los laterales y tirara centros repetidos sobre el área. El único antecedente directo que tiene la rivalidad es un partido de 1973 entre el Huracán, campeón de Liga ese año, que dirigía Menotti, y el Estudiantes de la Plata, que entrenaba Bilardo. El Huracán ganó 1-0 con un gol de tiro libre marcado por Carlos Babington, un jugador de gran calidad convertido luego, como entrenador, en un fiel discípulo de Menotti.

El partido habrá entrado en la historia del fútbol argentino porque por primera vez se enfrentaron dos entrenadores antes que dos equipos. Una historia de palabras que encubre lo que nadie quiere ver.

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