Crónica de la tercera Copa Libertadores de Boca Juniors, de la mano de Carlos Bianchi

Comparte

El mérito del técnico Carlos Bianchi es inconmensurable en la tercera Copa Libertadores que obtiene Boca Juniors a lo largo de su historia. Tal cual lo hizo con Vélez Sarsfield, en un poco más de dos años el ‘Virrey’ levantó del suelo la aporreada estructura futbolística de los xeneizes. Encabezó el título del Apertura 1998, siguió con el Clausura 1999, para luego apuntar al terreno externo.

Por eso la corona continental no puede extrañar. Sin invertir en refuerzos, a diferencia de los últimos técnicos en La Bombonera (Carlos Bilardo, Héctor Veira…), Bianchi armó un plantel por sobre todo fuerte en lo colectivo. Tanto así que en la oncena del monarca pueden jugar sin apuros jugadores de tono menor (Traverso, Barijho…).

Lo del miércoles en Sao Paulo tuvo un sabor especial para la mitad más uno de los argentinos. Palmeiras asomaba como un rival difícil de bajar, sobre todo después del trámite de la primera final jugada en Buenos Aires (empataron a dos). Pero una vez más asomó la jerarquía de los equipos de Bianchi en las instancias más espinudas. Un planteamiento táctico plausible (achicó en tres cuartos de cancha y le manejó la pelota a los del Parque Antártica) apoyado en altos rendimientos individuales forzó un empate sin goles que derivó en los penales. En esa instancia apareció el inspirado meta colombiano Oscar Córboda -atajó dos disparos-, repitiendo la película de Hugo Orlando Gatti en el ’77, cuando el ‘Loco’ desvió el penal de Vanderley, del Cruzeiro, y le dio la primera Copa Libertadores a los bosteros.

‘Estudiamos cómo pateaban los jugadores del Palmeiras y se lo transmitimos a Oscar. El hizo el resto…’, confesó Bianchi, que sumó su noveno título como entrenador (en Liniers ganó el Clausura ’93, la Libertadores ’94, la Intercontinental ’94, el Apertura ’95, el Clausura ’96 y la Interamericana ’96).

La victoria del conjunto argentino detuvo el tranco de los equipos brasileños, inmisericordes con cuanto rival se les ponía al frente. Y quedó confirmado que hoy en día sólo el espíritu y personalidad del jugador argentino es capaz de equiparar fuerzas con la potencia técnica y física de los tetracampeones del mundo.

Los números de la última década apoyan el reinado de ambas potencias. En el rango estricto de clubes, Brasil tiene 23 coronas (seis Libertadores, las dos Mercosur, tres Supercopa, cuatro Recopa, cinco Conmebol, un Mundial de Clubes y dos Intercontinentales) contra 15 de los argentinos (tres Libertadores, una Intercontinental, tres Conmebol, tres Recopa, cuatro Supercopa y una Interamericana).

El saldo a nivel de selección también es estrecho. Si bien el Scratch ganó la Copa del Mundo de 1994, tiene dos Copa América (’97-’99) al igual que los albicelestes (’91-’93). En definitiva, lo del miércoles dejó paño para ese mito futbolero al que adhieren algunos (‘el brasileño baja mucho frente al jugador argentino’), que aunque no está escrito en ningún libro se da a menudo.

Así, clavando la bandera argentina entre los referentes del fútbol sudamericano, Boca Juniors ingresa en un escenario de mayor envergadura. Le esperan en lo inmediato la Copa Intercontinental ante el Real Madrid y el Mundial de Clubes. Los hinchas, que siguen soñando despiertos, no hacen más que aferrarse al cantito que ha menudo se les cumple: ‘Que de la mano de Carlos Bianchi todos la vuelta vamos a dar…’.

*Texto del segmento Triunfo, del Diario La Nación.

Boca, un mar de festejos

Los integrantes del flamante campeón de la Copa Libertadores de América, Boca Juniors, fueron recibidos en Argentina como héroes. En Buenos Aires y las ciudades más importantes del país trasandino la victoria boquense por 4-2 en definición por penales ante el Palmeiras en Brasil fue celebrada durante toda la noche del miércoles. Claro que el ‘carnaval’ se vio empañado por incidentes y destrozos que dejaron un total de 24 personas detenidas.

La llegada de los jugadores y cuerpo técnico al aeropuerto internacional de Ezeiza fue tan emotiva como caótica, ya que centenares de simpatizantes desbordaron los controles de seguridad para abalanzarse sobre sus ídolos en un desordenado festejo.

El DT de Boca Juniors, Carlos Bianchi, logró con el cuadro ‘orocielo’ la misma hazaña que con Vélez en 1994: campeón de la Copa Libertadores como visitante en Brasil, en el mismo estadio Morumbí de Sao Paulo y por la angustiante vía de los penales.

“Somos campeones gracias al trabajo y al esfuerzo -señaló el técnico-. Le dedico el triunfo a los periodistas críticos y a todos aquellos que querían que ganase el Palmeiras”, finalizó.

Según Guillermo Barros Schelotto “la victoria nos costó mucho y nos sacrificamos un montón. Aparte, en la última semana teníamos todo en contra, hasta los comentarios”.

El arquero Oscar Córdoba, quien atajó dos penales, dijo que “siento una alegría indescriptible. Muchos menospreciaron a Boca y no tuvieron en cuenta nuestro sacrificio”.


Comparte